Otra demostración clara de Colombia en la Copa América, la victoria 1-0 ante Paraguay fue inobjetable, dominó de principio a fin, le cerró todos los caminos al rival, que solo tuvo la opción de Derlys González atajada por Álvaro Montero a los 2 minutos; fue agresivo en terreno ajeno, el gol de Gustavo Cuellar fue un balón recuperado por Falcao y habilitado por Santiago Arias, el anulado a Luis Díaz, por mano previa, fue otra recuperación de Edwin Cardona con pase de James; manejó con seguridad la pelota, cerró las puertas en defensa y generó 5 oportunidades claras de gol.
Ante Paraguay se cambiaron 10 titulares y el equipo conservó la idea táctica, aunque se varió ligeramente el esquema, está encontrando la idea de funcionalidad que el técnico busca y el test de madurez que probó incluyendo 4 jugadores que tenían tarjetas amarillas, se resolvió favorablemente. Juan Guillermo Cuadrado es el que menos cómodo se ve, aunque en el tercer partido del grupo tuvo la oportunidad de jugar más como extremo.
En los tres partidos, Colombia siempre atacó, por eso los 4 goles son pocos para las opciones creadas. Aunque suene paradójico, el exceso de colectividad, por querer asistir a los goleadores, le ha quitado remates directos, hay que pegarle más al arco contrario. Esta Selección encanta, da confianza y resuelve los partidos con autoridad.
No hay que quebrarse la cabeza pensando cual será el mejor rival en cuartos de final, el que sea será bien recibido y tendrá problemas. Hoy Colombia esta montada en la cresta de la ola y ha puesto los semáforos en verde en el recorrido. Tiene el impulso de la confianza y el buen fútbol, la amistad que caracteriza a los grupos ganadores, un evidente compromiso y están convencidos del manual que Carlos Queiroz ha diseñado.
Es una selección alegre, con muy buen juego, dinámica y eficiente para manejar las dos fases del juego, talentosa en ataque, sólida en defensa, sacrificada en el conjunto y rápida llegando y retrocediendo, una característica que nunca tuvimos en el pasado.
De los últimos 14 partidos jugados, sólo perdió ante Corea del Sur, ganó 11, empató 2 y perdió 1; anotó 26 goles y recibió 5. En los 7 partidos de la era Queiroz, el único que le anotó fue precisamente Corea.
Cuando uno afirma que vamos a ser campeones en un torneo que solo ganamos una vez en 103 años de existencia y que fue en casa, generalmente hay una buena dosis de nacionalismo y optimismo.
Pero esta vez, con el equipo que tenemos y con la experiencia de muchos años que nos asiste, sí hay argumentos, fútbol y comunión para ganar el título de la Copa América 2019. De verdad que si. Además, soñar es gratis.
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