Nuevo amanecer para el fútbol colombiano: César Augusto Londoño

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Por: César Augusto Londoño

La victoria 2-0 de Colombia frente a Argentina marca una nueva etapa de la selección nacional en el firmamento del fútbol. En 74 años de Copa América, nuestra Selección solo había vencido dos veces a los argentinos: en 1987 cuando el equipo del “Pibe” Valderrama le ganó 2-1 al de Maradona por el tercer lugar en Buenos Aires; y en Luque en 1999, victoria 3-0, el día en que Palermo erró los 3 penaltis.

El triunfo en el Fonte Nova fue logrado con base en un formidable trabajo de equipo, donde lo colectivo fue superior a lo individual. No recuerdo ninguna gran victoria sin el protagonismo en los roles principales de las estrellas Falcao y James. Pues en Salvador, las figuras fueron Wilmar Barrios, Roger Mártinez, David Ospina, Matheus Uribe y un gigante que irrumpe con motores de nitrógeno y el poder de los superhéroes llamado Duván Zapata.

Colombia ganó desde el planteamiento, pasando por el funcionamiento y terminando en la efectividad. Carlos Queiroz, que ya sembró la primera semilla en el jardín de las ilusiones, mostró en poco tiempo que conoce perfectamente el plantel, que sabe del potencial de sus jugadores y que tiene claro que su idea futbolística es muy diferente a la forma pasiva, lenta y de fantasía, que nos gustaba y reclamaban muchos, como la famosa identidad del fútbol colombiano; que no es otra cosa que un apellido de abolengo, que no siempre reportó los mejores resultados. Con identidad se gana y se pierde, pero muchas veces lo que creemos muy nuestro no es lo mejor y amerita revisión.

La vida cambia y el deporte también. Salvo Falcao, los otros 13 jugadores que actuaron están para llegar a la próxima Copa del Mundo en su mejor edad. Es un equipo renovado, con base en un gran grupo humano dejado por Pékerman. La nueva Colombia ante Argentina fue agresiva en recuperación, presionó en bloque, fue rápida e inteligente en sus salidas ofensivas, muy segura defensivamente, le tejió una telaraña a Messi y lo limitó casi en su totalidad sin pegarle patadas; tuvo variantes y dinámica de juego. Fue una Colombia diferente.

Nace una nueva etapa, se renovaron las esperanzas internacionales y se empieza un camino que no será fácil, pero que esta llenando el corazón del hincha. Hay jugadores, hay talento, hay juventud y una dirección técnica que ha calado en la dirigencia y en el grupo, con conocimientos, sinceridad, respeto y sobre todo, con un fútbol que va a dejar atrás vicios y paradigmas.

Colombia en su debut metió, corrió, estuvo atenta, no se dejó 'achicopalar' por la historia del rival y lo superó en todos los terrenos. Lo hizo sin estrellitas, sin estridencias, sin florituras, lo plasmó con carácter. Ahí fue importante Juan Guillermo Cuadrado, sin ser el más claro ni el más preciso con el balón, tuvo la personalidad para no dejarse amilanar por el arma preferida de los argentinos que es la intimidación.

El partido de Wilmar Barrios fue monumental, casi perfecto. El tandem de Mateus Uribe y William Tesillo liquidó la alianza más intentada por el rival con Messi y Lo Celso. Stefan Medina borró las injustas críticas que se prolongaron en el tiempo y fue titular sobre Santiago Arias, el defensor con mayor regularidad en 50 partidos de la administración anterior. Dávinson Sánchez y Yerry Mina cumplieron a cabalidad, Ospina sigue siendo el arquero salvador y determinante, James Rodríguez y Falcao García entraron en el circuito de sacrificio y Roger Martinez confirmó por qué le encanta al entrenador y se puso un cinturón de seguridad, difícil de soltar, en el vuelo de la titular de este equipo.

El partido ante Argentina, después de 20 años sin ganarle en Copa América, marca un quiebre en la historia de nuestro fútbol. Por el cambio, por ser el comienzo de una era que no ha tenido tiempo de trabajo y empezó metiendo la cabeza fuerte; y por el mensaje que es contundente y ganador. Bienvenida la demora de la Federación para elegir el director técnico, creo que no se equivocaron.

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