Las autoridades de Cali determinaron que, a partir del 1 de julio, se prestará el estadio Pascual Guerrero exclusivamente para partidos de fútbol a puerta cerrada, hasta que los clubes y la Dimayor presenten a las autoridades de esa ciudad un plan satisfactorio de seguridad que incluya identificación biométrica de los hinchas y la carnetización de las barras.
Una vez se cumplan esas condiciones, regirán otras medidas como la presencia únicamente de la barra local al interior de escenario, sin la asistencia de barras visitantes, por lo que resta de 2017 y tampoco se permitirá el ingreso de trapos, orquesta u otros elementos.
La Alcaldía de Cali no autorizará la salida de caravanas de barras bravas desde la ciudad hacia ningún destino nacional o internacional y se prohibirá todo tipo de reuniones de barras en lugares público de la capital vallecaucana.
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